Después de 423 años de haber sido
descubiertos, en lo que hoy conocemos como República Dominicana, vivimos
sumergidos en una miseria vergonzosa de la cual todos tenemos una cuota de
responsabilidad y consecuencia, en mayor o menor proporción. Durante este
trayecto nos ha tocado ser prácticamente de todo en términos económicos, sociales y
políticos, menos la suerte de ser un país donde los ciudadanos tengan por lo
menos la garantía de vivir con dignidad.
El pueblo dominicano no ha podido
superar los límites de la pobreza extrema, entre otras cosas, por la inequidad
y mal distribución de las riquezas. Destacando que el bienestar
tradicionalmente ha sido propiedad exclusiva de un reducido sector que cada vez
se hace más pequeño en detrimento de lo que conocemos como clase media, que en
términos reales no existe, y la clase más pobre que se mantiene en constante
crecimiento.
Sin lugar a dudas la retribución que
se asigna a los trabajadores, en sus distintos niveles, por la tarea u oficio
realizado y que conocemos como salario, juega un papel importante en el
porvenir de los pueblos, pues el desarrollo de un país está fundamentado
básicamente en el desarrollo de sus medios de producción, por lo que no debe
ser cuestionada la práctica de acumulación de riqueza, siempre que esta se haga
de manera lícita. Lo que si debemos criticar y combatir es que el desarrollo de
esos medios de producción no se traduzca en el bienestar de quienes los
construyen, los trabajadores. Sino todo lo contrario, ya que muchas empresas se
han convertido en máquinas reproductoras de miseria.
Para entender de manera práctica lo
que he estado planteando, vamos a hacer un breve análisis sobre la remuneración
que reciben los empleados a cambio de la tarea u oficio que prestan a una
determinada empresa. Nos concentraremos en el salario mínimo (aunque el
problema se da a todos los niveles), bajo el entendido de que el sistema debe
garantizarle a sus ciudadanos por lo menos los elementos básicos para llevar
una vida digna.
Actualmente el salario mínimo no
sectorizado en la República Dominicana es como sigue:
Ya conocido los distintos niveles del salario mínimo,
vamos a imaginar que Juan Pérez trabaja en una empresa cuyo capital es de 2
millones de pesos. Ocupa un puesto de línea, por lo que su remuneración mensual
es de RD$ 6,880.00. De esto, tal como establece la ley se debe descontar el
3.04% de Seguro Familiar de Salud (SFS) y el 2.87% de la Administración de
Fondo de Pensiones (AFP). Estos descuentos representan RD$ 209.15 y RD$ 197.46
respectivamente. Por lo que nuestro personaje ficticio, de los que existen
muchos en la vida real, recibe neto mensualmente unos RD$ 6,473.39 a cambio de la labor realizada.
Juan Pérez está casado con María Rodríguez, tienen 2
hijos (aunque según las costumbres en la sociedad en que vive, la mayoría de
las parejas similares a ésta tiene entre 3 y 5). El más grande de los niños
tiene 5 años de edad y la más pequeña unos 3 años.
En el hogar, Juan Pérez es el responsable de llevar el
sustento para la subsistencia (bien podríamos decir sobrevivencia) de su
familia.
Por lo que hasta ahora hemos descrito, podemos asumir
que Juan, al igual que todos sus similares en la sociedad, está sumergido en
una pobreza extrema. Por lo que vamos a suponer que nuestro personaje vive con
las más severas limitaciones en todos los gastos en los que debe incurrir para
vivir, como alimentación, higiene, transporte, vivienda, etc.
El gasto más importante en el que incurre esta familia
es el de alimentación, aun haciéndolo de manera mediocre y sin tomar en cuenta
los niveles mínimos de nutrición que esta debería tener. He realizado un
análisis de las distintas opciones de desayuno, almuerzo y cena que podría
tener Juan y basado en que el fin de este artículo es analizar el salario en
términos de poder adquisitivo he seleccionado las 3 opciones más económicas
posibles.
El desayuno de Juan y su familia es pan con agua de
chocolate, su almuerzo arroz blanco con huevo frito y la cena guineo verde con
salami. Por lo que su gasto de comida es como sigue:
Tal como vimos en la tabla anterior, Juan debe
disponer de RD$ 6,337.50 mensuales si quisiera darle a su familia comida al
menos 3 veces al día, aun optando por las opciones más económicas.
Por otro lado, he realizado un muestreo en sectores
populares de Santo Domingo verificando dónde podríamos situar a Juan Pérez y su
familia para que su gasto de alquiler de vivienda sea el más bajo posible. En
total obtuve información de 3 sectores distintos, a continuación el detalle:
Tal como vimos en
la tabla anterior, la opción más económica es una casa de una habitación en el
sector Guachupita, por lo que a partir de ahora este será el lugar de
residencia de nuestro personaje.
Juan tiene la suerte, como pocos de sus similares, de
que solo tiene que tomar un autobús para llegar a su trabajo, el cual tiene un
costo de ida de RD$ 25.00 y otro de vuelta similar. Su gasto diario en
transporte es de RD$ 50.00 y como trabaja 24 días al mes, su gasto mensual por
este concepto es de RD$ 1,200.00.
Para cocinar los alimentos de su familia María
necesita mensualmente poco más de tres galones de gas, unos RD$ 300.00. Juan
debe cortarse el pelo y el de su hijo por lo menos una vez al mes, en esto
gasta unos RD$ 250.00, mientras María lava el de ella en casa para no incurrir
en más gastos. Para lavar la ropa se compra detergente corriente al detalle,
jabón de cuaba para el baño por ser el más económico y dos afeitadoras al mes
para ir al trabajo en las condiciones que le exigen, por lo que
en detergentes e higiene gastan unos RD$ 210.00. Por último, aprovecha unos
camiones que transitan por el barrio vendiendo agua de tomar a un costo de RD$
25.00 el botellón, y como consumen uno cada 5 días, este gasto representa unos
RD$ 150.00 mensuales.
Juan no usa teléfono, no usa Internet, ni usa
televisión por cable, por lo que no tiene gastos por estos conceptos.
No compra leche para sus hijos, por lo que deben estos
crecer con los alimentos que vimos en la tabla más arriba. Nunca usaron pañales
desechables, ya que el costo de estos obliga a María a utilizar pañales
reusables.
Juan y su esposa no provisionan nada para el gasto de
medicina o enfermedades imprevistas, muy comunes en familias similares a esta,
precisamente por las precariedades en que viven.
Finalmente, si hacemos una lista de los gastos mensuales
de Juan esto serían de la siguiente manera:
Como vimos al principio, Juan recibe unos Ingresos
Netos de RD$ 6,473.39, sin embargo tiene que hacerle frente cada mes a gastos
por RD$ 11,247.50 (esto es comiendo todos los días arroz con huevo, viviendo en
Guachupita en una sola habitación con toda su familia, tomando agua sin calidad
y no provisionando nada para la salud de su familia). Esto significa que Juan
cada mes tiene un déficit de efectivo de RD$ 4, 774.11.
¿Significa esto que si Juan recibiera un aumento neto
en su salario de RD$ 4,774.11 pudiera mejorar su calidad de vida? Pues claro
que no, ya que este es el monto que a él le hace falta para poder vivir en las
condiciones paupérrimas que hemos estado planteando. Para Juan mejorar su
calidad de vida necesita cambiar la alimentación de su familia, incluyendo
leche para sus hijos, vivir en una casa digna, contar al menos con los insumos
básicos de higiene, poder hacerle frente a los problemas básicos de salud de su
familia, etc.
Como Juan no tiene posibilidades de reducir aún más el
gasto mensual de su familia, necesita financiar de alguna manera el déficit
constante al que se enfrenta. Así como él hay miles en la República Dominicana,
a los que les toca vivir una realidad a la que los dominicanos no hemos sido
capaces de hacerle frente.
Nuestros barrios están llenos de Juanes, donde muchos
de ellos deben buscar un oficio extra al finalizar su jornada de trabajo
regular para poder llevar sus vidas, aun siendo en detrimento de su salud,
sacrificio de su familia y en deterioro de la dignidad de sus días.
Hay otros Juanes que simplemente optan por evadir
responsabilidades, abandonan hijos, abandonan sus esposas, roban la luz, viven
arrimados, etc.
Otros Juanes, estos altamente peligrosos, optan por
delinquir. Estos llegan al mundo del micro tráfico, matan por dinero, hieren a
la gente por sus pertenencias, secuestran niños inocentes, violan por rencor,
etc.
En los tres casos, los que buscan un oficio adicional,
los que evaden sus responsabilidades y los que optan por delinquir, tenemos
potenciales reproductores de más Juanes, que se seguirán expandiendo por toda
la geografía nacional haciendo cada vez no solo sus propias vidas más
difíciles, sino también las de aquellos que tuvieron la dicha de no ser un Juan
más porque su educación y nivel de ingreso se lo permitieron, pero que no
pueden andar tranquilos por las calles por el temor a que un Juan cualquiera
pueda aparecer y acabar con su vida por un celular, cartera o cualquier otro
objeto.
Gobierno y empresarios, es urgente que hagan
conciencia, pues la situación es mucho más delicada de lo que regularmente se
piensa. No es una cuestión de defender intereses particulares a costa de
cualquier cosa, es cuestión de que estamos creando una bomba de tiempo que
tarde o temprano deberá explotar. No sigamos permitiendo que las empresas del
país, a través del salario pagado, sigan siendo un estimulante de miseria,
evasión y criminalidad. Sino todo lo contrario, que sean instituciones
productivas que dinamicen la economía, que contribuyan al porvenir y que ayuden
a construir una sociedad con menos desigualdades sociales. La decisión está en
sus manos.






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